martes, 14 de abril de 2009

Torrijas, hojuelas y panecicos en clave de jazz...

¡¡Hola cantalouperos!!

Después de la Semana Santa venimos cargados de música nueva. Nos hemos entretenido en conseguir cosas interesantes para que las podáis escuchar.

Hemos empezado con uno de los jazzistas más relevantes de Francia, el guitarrista gitano Birèli Lagrène, especialista en el jazz manouche típico de los años 30. El tema se llamaba Djangology, un homenaje a Django Reindhart.

Después le tocaba el turno a Wes Montgomery, otro genio de las seis cuerdas que destacó tanto por la invención de las octavas en la guitarra (tocaba melodías completas por octavas) como por su precaria técnica de pulgar... De él escuchábamos Missile Blues, un tema grabado en 1948 con lo que sería el incipiente Hammond trío, que eclosionaría en los 50 y 60 con Jimmy Smith.

Marc Ayza es un baterista residente en Barcelona, que nos traía un tema llamado Groovaloo, con un poquito de boogaloo y algo del soul.

El turno de lo electrónico se lo ha llevado Elvind Aarset, que junto con Nils Peter Molvaer nos traían Superstring, un tema incluido en la recopilación Run The Vodoo Down, un homenaje al sonido eléctrico-electrónico que creó Miles Davis.


En la cocina hoy teníamos algo muy claro y evidente: Evidence, de Thelonious Monk. Un tema que no hay por dónde cogerlo, ni rítmica ni melódicamente, super evidente.... Por eso les gusta tanto a músicos que son especialistas en ritmo: Marc Miralta y su New York Flamenco Reunion. Por otro lado, Jerry Gonzalez y su primer proyecto en solitario: Ya yo me curé, de 1979.

Terminábamos con Richard Galliano y uno de sus últimos proyectos, nada más y nada menos que con Gary Burton. El disco se llama L'Hymne a L'Amour, grabado en cuarteto (acordeón, vibráfono, contrabajo y batería), con un sonido muy francés y muy tanguero...El título del tema era Waltz for Debby , un clásico del pianista Bill Evans.

Y todo con la compañía de Jaco Pastorius en los fondos de hoy...un bajista de primera, pero con una corta carrera, aunque, eso sí, fulgurante.

Un saludo y hasta la semana que viene...

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